domingo, 4 de abril de 2010

Cuba: en busca de mi verdad


No sé si este es un buen momento para escribir. Siento la adrenalina dueña de mí, no sé si es mejor esperar o aprovecharme de ella sin más.
Estoy a punto de concretar uno de mis más ansiados sueños, conocer Cuba, y no es fácil encontrar el momento para escribir en el cual no me traicionen las emociones.
Hasta aquí no hay nada extraño, ¿quién no tiene algún conocido que pasó unos días en la isla conociendo Varadero en cinco noches y La Habana en otras dos; o cinco, cinco y tres distribuidas entre Varadero, Cayo Largo La Habana, all inclusive? Pero ese no es el viaje que me desvela. Voy en busca de la otra Cuba.
El itinerario –hablado y organizado hasta el hartazgo- será: La Habana, Santiago de Cuba, Trinidad, Cienfuegos, Santa Clara y las últimos tres días Varadero.
Después de repetidas y largas charlas nocturnas con mi novio, me dijo: “Muy bien, vamos a ir a Cuba, pero de los 15 días vos organizás 12 y los últimos 3 los dejás por mi cuenta, ¿estamos?”. ¿Cómo negarme a semejante propuesta? Lo abracé y lo besé lo más fuerte que pude y sin permiso, alguna lágrima se me escapó.
Los pasajes de ida y vuelta ya los tenemos junto con las tres noches de Varadero; todo el resto está concertado de palabra o, mejor dicho, por Internet con un tal Víctor que, por supuesto, no tenemos ni la menor idea de quién es.
En las distintas ciudades del recorrido, nos esperan en distintas casas de familias. Allí dispondremos de una habitación con baño privado pero compartiremos con los cubanos las partes comunes: patios, comedor y espero, los desayunos y comidas. Estas casas tienen entre una y dos habitaciones para huéspedes y están autorizadas por el gobierno a trabajar con turistas y, algunas, también con cubanos. Uno puede pasar la noche en una casa colonial y reciclada de principios del siglo XVIII o en casas de mediados del 1900, dependiendo de la ciudad y dentro de la ciudad, del barrio.
En una de las páginas de Internet en las que se ofrecen estos servicios, por ejemplo http://www.alojamientosencuba.com.ar/, se pueden ver las fotos por dentro y por fuera de las casas. Al verlas, me hicieron recordar casas de otra época, como las de viejas películas argentinas, como detenidas en el tiempo, pero muy prolijas. En los comedores se pueden ver muebles y sillas de caño con algunas plantas de interior; los baños, con los típicos azulejos turquesas y rosas de 15x15 cm; las puertas, muy altas y algún que otro adorno cuya historia es imposible de imaginar.
Esta forma de viajar por Cuba nos obligó a hacer un ejercicio al no tener la seguridad de una agencia de viajes detrás, organizando todo. Tuvimos que despojarnos de lo que conocíamos y dejarnos llevar por otra forma de vida, completamente distinta a la nuestra. Pero, aunque nos esforzamos, no pudimos dejar de preguntarnos: ¿cómo hacemos para ir de una ciudad a otra? ¿y la comida? ¿será mejor llevar dólares o euros? ¿y desde el aeropuerto, cómo salimos si no nos esperará nadie? ¿se acordarán de nosotros en las diferentes casas? ¿y la Visa para entrar? Las preguntas se multiplicaron casi al infinito, pero poco a poco fuimos encontrando las respuestas.
Para viajar desde el aeropuerto a La Habana Vieja –que es donde está ubicada nuestra primer casa- tomaremos un taxi del estado a quien le daremos la dirección y cuyo costo será de aproximadamente 25 CUC. El CUC es la moneda con la que se maneja el turista y equivale más o menos a $4,20 de los nuestros. No es aconsejable llevar dólares estadounidenses sino euros, ya que los verdes tienen muchos impuestos y no conviene el cambio. Para viajar de ciudad en ciudad hay micros parecidos a los de larga distancia que tienen un recorrido determinado y une las principales ciudades de la isla. Los precios, horarios y duración de los viajes está disponible en Internet. El viaje más largo que haremos dentro de la isla, será de 16 horas –en el avión estaremos 11- y uniremos La Habana con Santiago, exactamente 861 kilómetros, según el mapa que nos dieron en la Secretaría de Turismo de Cuba.
Para comer, tenemos la opción de hacerlo en la misma casa de familia o afuera. No sabemos muy bien qué vamos a hacer aunque nos recomendaron por la página de Internet, hacerlo en la misma casa pues los platos son abundantes, muy ricos y más económicos, entre 8 y 15 CUC; los desayunos, seguramente los haremos en la casa y el valor rondará los 3 y 5 CUC por persona.
En las llamadas telefónicas y en las conexiones a Internet mejor no pensar; no sé que ofrecerá el hotel de Varadero, pero esa es otra historia.
Claro que todo esto es teoría; en la práctica, habrá que vivirlo, qué se mantendrá y qué cambiará lo sabremos en unos días; qué comeremos y dónde, qué podremos comprar con los CUC y qué con los pesos cubanos; cómo viajaremos entre las ciudades, cómo nos manejaremos en cada una de ellas… Ya lo sabremos.
En fin, yo voy en busca de Cuba. No sé qué me dejará encontrar, tengo demasiadas expectativas y quizá eso no sea del todo bueno. Escuché muchas “verdades” de la isla, y ahora voy en busca de otra, que no es ni más ni menos que eso. Otra verdad, mi verdad.
¡Hasta la vuelta, siempre!

sábado, 23 de enero de 2010

Haití, Haití, Haití


¿Cuántas palabras más se pueden decir sobre el desastre en el que está sumido hoy Haití? No muchas. Pero sí hay miles para decir sobre antes de este terremoto y todavía hay más si nos vamos a la historia de Haití, o a la del Caribe y, ya que estamos, a la de América Latina toda.
Hoy, sábado 23 de enero de 2010 durante el mediodía, en un programa de radio Continental, una periodista española se empeñaba en buscar y preguntar a sus entrevistados quién es el responsable de lo que pasa en Haití.
Muy preocupada parecía la periodista del viejo continente pero no ahondaba en las respuestas de sus entrevistados. Uno habló de la historia de Haití; otro, con notable insistencia no tenía dudas en indicar que el responsable máximo era el gobierno haitiano y, entre otros, una señora osó decir que el responsable ineludible era Estados Unidos y nombró en su argumentación a la Doctrina Monroe.
Fue una pena que la periodista no indagara más sobre el tema ya que estaba tan afligida. Si no lo sabía, debió preguntar y si lo sabía, hubiera sido mejor que no saliera al aire.
Por un lado la Doctrina Monroe fue anunciada en 1823 y su objetivo fue asegurar la influencia de EEUU en el continente Americano para replegar la presencia europea en la región. Demás está decir que no importaba la manera: por las buenas, por las malas o por las armas, igual daba ya que EEUU era “el elegido de Dios”.
Por otro lado, y de la mano de la paternidad divina, el destino manifiesto del país del norte consistía en expandir sus fronteras hasta el litoral del Pacífico y, pasando por Hawai llegar a Asia.
Siempre que sus intereses lo necesitaron jamás dudó en aplicar su famosa doctrina y en hacer recordar siempre su mentado destino. En cualquier libro de historia que incluya a cualquier país de Latinoamérica, encontrarán las hechos: ocupación de territorios diezmando a indios, compra o robo de territorios a potencias europeas, apoyo a grupos armados para lograr sus objetivos (por ejemplo, separar a Panamá de Colombia para obtener el canal), apoyo a las dictaduras que le aseguraran seguir explotando a países y pueblos enteros, intervenciones, intervenciones y más intervenciones. No quiero entrar en detalles de lo que es capaz cuando se trata de salvar al mundo de las armas masivas de destrucción que dicen que algunos países tiene
Perdón, ni si quiera es necesario leer libros, den una vueltita por Wikipedia y ¿adivinen qué hicieron en Haití?
Por supuesto que tampoco nos deberíamos olvidar de la Madre Patria y de su “gran descubrimiento” allá por 1492 y la suerte que corrieron todos los pueblos del Caribe; ni tampoco de las grandes potencias europeas, ni de los traidores.

Ojalá que la periodista española pueda sospechar por dónde buscar a los responsables de lo que pasa en Haití. No los responsables del terremoto, claro; sino a los responsables de lo que es el Haití, antes y después de este desastre.
Menos mal que solo se puede medir el Riesgo País porque si se pudiera medir la Hipocresía País, ¿a que no saben quiénes estarían en la punta?

domingo, 22 de noviembre de 2009

Caricaturas

El diccionario dice que una caricatura es un dibujo satírico en el que se deforman las facciones y el aspecto de alguien, dice también que es una obra de arte que ridiculiza o toma en broma el modelo que tiene que dibujar. Por todo esto, sostengo que quien decide posar para estos pícaros dibujantes son realmente valientes. Se exponen a que un desconocido haga de ellos un dibujo que despertará –con suerte- una cómplice sonrisa o – con mayores posibilidades- una grandísima carcajada.
Yo no fui ninguna valiente pues fue una sorpresa sin el más mínimo aviso. Al verla, no puede más que dirigirles una mirada de sorpresa mezclada con una tímida sonrisa a los autores de la idea hasta que después de unos segundos me solté un poquito y les dije: -“Está muy buena pero cuando lo agarre a Shufer ya me va a escuchar”- y todos largaron la risa.

lunes, 12 de octubre de 2009

Sensaciones, conceptos, ideas

Tengo que hacer un ejercicio para una materia de la facultad. La consigna es sacar no menos de 30 fotos para representar un concepto, no una cosa o un objeto; un concepto. Por ejemplo: amor, pasión, odio, frescura, calor, timidez, pobreza, humedad y así hasta el infinito mismo.
Acá quise hacer al revés. Desde una imagen pensar en una sensación, en un concepto, en una idea.
¿Qué fue lo primero que se te ocurrió al verla?

domingo, 4 de octubre de 2009

Mafalda, tristemente actual


Hace unas semanas volví a leer a Mafalda. En realidad no “volví”, la estoy leyendo completa por primera vez porque durante mi infancia, en el pueblo, la verdad es que no leía mucho. El día se dividía en ir a la escuela, hacer los “deberes” no las “tareas” y jugar afuera, en la calle o en la vereda, no importaba, hasta que desde la cocina se escuchaba: “¡Adentro, que ya es de noche! y todo volvía a empezar.
La reedición de Ediciones de La Flor tiene el típico formato de las historieta y en este caso son de colores muy fuertes y llamativos. Empecé por el número uno, terminaré con el catorce, voy por el número tres y ya espero con ansias el cuatro.
Los diálogos en los que se ven envueltos Mafalda, sus padres y sus amigos parecen escritos hace unos pocos días salvo por algunas palabras o frases que hoy suenan muy lejanas: jardín de infantes, guerra atómica, Vietnam, comunistas, socialistas e imperialistas, “yo-yo”, platos voladores, el Mariner y las fotos de Marte, transistores, cortina de hierro y otras más.Pero sacando estos ejemplos, todos las situaciones y pensamientos de Mafalda son tan actuales que me dan ganas de volver al pueblo y que el día empiece con la escuela, luego que siga con los “deberes”, después con los juegos en la calle y finalmente que termine con un “¡Adentro que ya es de noche”!

miércoles, 23 de septiembre de 2009

¡Mañana seré abuela?



Sí, o algo muy parecido. Lo raro de este nuevo estado es que yo no tengo hijos, ¡pero sí los tiene mi novio! ¿Se entiende? Y mañana él será abuelo por primera vez, por lo tanto tomaré prestado ese “abuelazgo” y lo disfrutaremos como jamás lo imaginamos.
¿Cuántos años tengo? Solo voy a decir que mis años son un poco más que los de sus hijos. Como dice Rubén Blades: “..la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida, ay dios…!

lunes, 14 de septiembre de 2009

Una verdadera hazaña

Recién termino de ver la premiación de Del Potro. Acaba de lograr una verdadera hazaña: le ganó la final de su vida nada menos que a Roger Federer.
Yo sólo quiero saber por qué mi corazón latió a un ritmo que yo no le indiqué, qué es lo que pasó que de pronto tuve tanto calor, tanto frío, tanta sed por momentos, por qué se me secó la boca, por qué me transpiraron las manos y por qué tuve frío otra vez.
Yo no juego al tenis, yo no soy su fan y además mañana tengo que seguir trabajando, tengo que ir a la facultad, tengo que seguir haciendo lo mismo que hago siempre. Y exactamente lo mismo hubiese tenido que hacer si Juan Martín hubiese perdido.
Entonces, ¿qué me pasó en esas más de 4 horas que duró el partido? No importa, fue lindo.